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Por mucho tiempo, especialistas en gerencia y conductores de las organizaciones han realizado esfuerzos bajo el supuesto de una mejora significativa en el arte de gestionar, medir y controlar con el fin de lograr desempeños exitosos. Instrumentos, técnicas y desarrollo teórico-metodológico, entre otros, han evolucionado, pero sus repercusiones en el ámbito organizacional no muestran igual incidencia. La evidencia muestra que aún subyacen diversas debilidades que van desde el manejo ineficiente de los recursos hasta insatisfacción de usuarios consumidores y clientes, la mayoría determinadas por pobres enfoques y sistemas de control en lo operativo y estratégico.
El enfoque clásico del control de gestión experimentó evolución con el paso del tiempo, pero este se centró casi exclusivamente en un perfil netamente financiero, el desarrollo de la técnica presupuestaria y la contabilidad gerencial. Este enfoque de control supuso una atención esmerada en la ejecución de las acciones planificadas, así como en los ingresos y gastos de las organizaciones con fines de lucro. Las organizaciones públicas se centraron significativamente en los aspectos fiscales, presupuestarios y la contabilidad gubernamental. Un enfoque centrado en estos tipos de variables obvia oportunidades que crean beneficios en múltiples direcciones y otorgan una direccionalidad equivocada al desempeño de la organización.
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