Desde tiempos inmemoriales, una de las supersticiones más fantasiosas y habituales que el ser humano puede encontrar dentro de lo que comúnmente solemos denominar con el término genérico de "el mundo sobrenatural" o "lo sobrenatural" es, sin duda alguna, la creencia en los terroríficos vampiros, en los "no muertos": cadáveres que regresan al mundo de los vivos para arrebatarles la sangre que los mantiene con vida.
Un fantasma, un espectro o un espíritu es un símbolo inequívoco de todo aquello de cuya existencia se duda, y aunque un hombre es capaz de dudar de muchas cosas, nos encontramos ante una cuestión que nos desasosiega, nos inquieta y nos intriga pues tiene mucho que ver con el más allá, con seres de ultratumba capaces de pervivir después de la muerte.
Los demonios están considerados la representación y la reencarnación del mal por la gran mayoría de las creencias y religiones que se practican en todo el mundo. Se suelen representar como fuerzas malignas o entidades espirituales que pueden ser conjuradas y controladas, pero ese control suele tener un precio, y muchas veces ese precio resulta aterrador.