Dar gracias es necesario para la salud. Dar gracias es tener el corazón habitado de memoria agradecida. Dar gracias es un deber. Dar gracias hace construir un mundo más humano, humaniza. Hay personas que no saben qué decir si desean dirigirse al Padre bueno. Quieren cultivar una vida de conexión con Dios y no encuentran el modo sencillo de poner palabras. Es cierto que Dios lee el corazón sin necesidad de que concretemos y verbalicemos. Pero nosotros vivimos más amablemente, más conscientemente la presencia de Dios en nuestras vidas, si ponemos palabras de agradecimiento en nuestros labios. En estas páginas se invita a dar gracias por una cotidianeidad muy accesible para todos. Conectarán fácilmente, pues, con todas las personas de buen corazón y buscadoras de un modo de cultivar una espiritualidad del agradecimiento. Pero conectarán fácilmente también con quien desea mirar el sufrimiento sin actitud dolorista, con quien quiere ver la salud en sentido integral y conectar estos mundos que a veces parecen distantes: el de la sanidad y el de la fe, el científico y el creyente.