¢2,900.00
Abrió el frasco, metió la pluma y al ir a escribir le cayó un borrón sobre el libro. No, no, no le cayó un borrón, lo que le pasó es que salió del tintero un geniecillo, era como un gigante que llenó la habitación y casi hizo retemblar la casa. !No, no tampoco! Lo que ocurrió es que al mojar la pluma con la tinta, las letras comenzaron a surgir, una detrás de otra, como si una fuerza extraña moviera la pluma. Si, si, eso es lo que pasó !El comerciante estaba asombrado!.
La pluma corría y corría, arrastraba su mano y en tres horas terminó el libro sin saber siquiera lo que había escrito.
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